sábado, 28 de mayo de 2011

GP TURQUIA - El show se apaga

Sebastian Vettel. ©L.M.Reyes.
Hace más de 25 años que sigo las carreras de Fórmula 1 y me considero un fan de la que es la mayor expresión de competitividad que hay en el automovilismo. Sin embargo, a este paso, voy a tener que cambiar de deporte en breve. Los hechos acaecidos el sábado en la Q3 en Turquía son para pensarse dos veces si estas carreras merecen mi atención o no. Si hay algo que me ha apasionado siempre en la Fórmula 1 son las calificaciones, pero en la Fórmula 1 de hoy en día han perdido todo su interés en favor de conseguir carreras locas donde te obligan a montar neumáticos malos para buscar el espectáculo.
Hace años eran el único momento de una carrera en el que todos los pilotos competían durante una hora con todo lo que los ingenieros ponían a su disposición. Se fabricaban neumáticos e incluso motores específicos para las calificaciones. Es cierto que el dispendio de medios era brutal, pero ¿acaso la Fórmula 1 ha sido o debe ser barata? Para eso están el resto de especialidades del motor, aunque ninguna llegue a ser económica del todo.
Pero de ahí, a que la mayoría de los pilotos decidan ahorrase un juego de neumáticos blandos en la calificación para tenerlo en carrera abortando la última vuelta o quedándose directamente en el box, hay un abismo. La FIA se está cargando este deporte desde hace años, y ni siquiera la llegada de Todt a las oficinas de la Plaza de la Concordia de París ha puesto algo de cordura.
Cuando se prohibieron los repostajes tras la calificación lanzaron un torpedo a la línea de flotación del espectáculo. Los equipos empezaron a jugar con calificar con más o menos combustible y eso desvirtuó en gran medida las calificaciones. Pero al menos, los podíamos ver correr en pista buscando el mejor tiempo. Ahora, con el diseño absurdo de los nuevos Pirelli, ya ni los vemos correr.
La FIA, la sociedad CVC que aún atesora los derechos de este deporte, y los equipos deberían darse cuenta que las cantidades ingentes de dinero que se mueven en este deporte provienen de los contratos televisivos, y de los patrocinadores que quieren salir en tele. O sea que, si nos cargamos el espectáculo, la gente dejará de ver las carreras y el grifo del dinero se cerrará. ¿De verdad creen que la gente va a seguir delante del televisor viendo calificaciones si los pilotos se quedan dentro del box tras marcar un tiempo, o viendo carreras con los motores ecológicos 1.6 como está aprobado para 2013? Personalmente creo que no.
Y es que Turquía también ha servido para que Todt conozca de primera mano el cabreo que tienen los equipos con el tema de la nueva reglamentación de motores. Es cierto que la configuración de cuatro cilindros turboalimentada y de 1.600 cc está triunfando en muchas categorías, incluido el mundial de rallys, pero precisamente por eso, la F-1 debe ser diferente. ¿Se imaginan a Ferrari diseñando motores de 4 cilindros para correr en lugar de los V8 o V12 que montan sus deportivos? Una locura.
Y a esta altura de la columna, los que aún sigan leyendo se preguntarán si se me ha ido la olla por no comentar nada de la carrera. Pues no, lo cierto es que creo mantener aún el sentido común, pero me parecía un poco insultante no hablar de la vergonzosa calificación. En la carrera volvió a ganar el de siempre, y de seguir así, habrá que centrarse en quien va a ser el subcampeón, porque señores, el campeón pienso que está en la mente de todos. Ya se han lanzado campanas al vuelo en la península con el primer podio de Alonso, pero sigue estando a más de dos carreras de Vettel. Hacer podio es positivo, pero si va acompañado de unas declaraciones del director técnico Aldo Costa en las que afirma que “hasta septiembre u octubre no tendremos solucionado el problema con el túnel del viento”, y otras del propio Alonso a TV3 en las que pide a su escudería arriesgar más en el diseño y encontrar soluciones innovadoras, la verdad es que no nos llena de esperanza, pero hay mucho campeonato para soñar.

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