lunes, 30 de mayo de 2011

GP MÓNACO - Dejarse caer en el área

Lewis Hamilton. ©L.M.Reyes.
Me resulta un poco extraño escribir hoy en este blog, pero así es la vida. Siempre me han enseñado en casa que si uno mismo no valora su trabajo, no se lo valorará nadie, así que, siguiendo los consejos de más de un amigo, inicio esta nueva andadura en la red. Pero bueno, vamos al grano, que para eso estamos aquí.
Hace unas horas que terminó el Gran Premio de Mónaco, y una vez más, ha colmado con creces mis mejores expectativas. Para un fan de la F-1, Mónaco es la máxima expresión de este deporte. El riesgo, el espectáculo y el lujo alcanzan en las calles monegascas su máxima expresión.  La pena es que la fórmula 1 de hoy en día se rige por unos criterios que no favorecen para nada una de las claves de este deporte, los adelantamientos, o al menos, los que no son de mentirijilla. Con el DRS fuera de juego por la corta recta de meta, y con el kers desdibujado por ser Mónaco el trazado en el que menos pesa la potencia, los adelantamientos ayer los tenía que hacer el piloto a la vieja usanza, pero claro, con una normativa absurda que impide los cambios de trayectoria del defensor, que castiga al que osa tratar de adelantar a alguien al límite, y que no castiga, sin embargo, las trayectoria imposibles, esto parecía una misión imposible. De esta forma, hubo pocas pasadas, pero al menos fueron de verdad, no porque a tu coche le falte un trozo de alerón durante 10 segundos.
Tras ver la carrera por la televisión, más de uno habrá pensado que los más perjudicados ayer fueron Alonso y Button con la bandera roja tras el accidente de Petrov, pero he de decir que tras visionar varias veces todos los lances de la carrera, el mayor perjudicado ayer fue Hamilton, quien sólo se equivoco en sus declaraciones tras la carrera insinuando que el color de su piel podía haber influido en las sanciones de los comisarios.
¡Claro!, diréis, ¡otra vez defendiendo al chico malo de McLaren!. Pues nada más lejos de la realidad. Es verdad que Alonso y Button perdieron una buena oportunidad de batallar con Vettel cuando se paró la carrera, pero, a pesar del estado en el que se encontraban las gomas del alemán, tenían que pasarlo, y no les iba a resultar nada fácil. Sin embargo, lo que sí que podemos constatar, es que las dos sanciones recibidas por Hamilton no fueron justas.
Me gusta escribir tras los GP una vez que me he leído las declaraciones de los pilotos. Por mucho que uno se haya fijado en las imágenes, es imposible saber que ha pasado si no se escucha a los protagonistas, y luego se analizan los lances una y otra vez. Pues eso es lo que hice con los accidentes de Hamilton, y curiosamente, ‘el negrito’ de Dennis tenía razón. Tanto en el toque con Massa en Loews, como en el que tiene con Maldonado en Santa Devota, se da la misma circunstancia. Hamiton sobrepasa emparejado la mitad del coche que le precede, pero tanto el brasileño como el venezolano giran el volante antes de lo que debieran realizando una trayectoria ilógica. ¿Les recuerda algo?
Seguro que no, pero hagan memoria. Año 1989, Suzuka, Senna y Prost se juegan el título, y el brasileño trata de adelantar al francés en la vuelta 46, le hace un interior, y de repente Prost gira el volante antes de la curva impactando los del McLaren. Prost se queda tirado y, aunque Senna vuelve a la pista, es sancionado por usar la escapatoria de la curva para regresar al trazado, y pierde el mundial. Un año más tarde le devolvería la jugarreta en el mismo Suzuka, pero en la primera vuelta.
Es algo sencillo, en la F-1 se denomina ‘cerrar la puerta’. Una maniobra legal siempre y cuando tu trayectoria sea lógica, y no fuerces el toque con tu rival para no ser sobrepasado. Vuelvan a ver el toque con Maldonado, y verán claramente como si borran de la imagen el McLaren, el venezolano pasaría con la mitad de su Williams por encima del piano. Como me gusta poner ejemplos del futbol, es lo mismo que cuando un delantero se tira en el área aunque no lo toquen. Algo lícito si no te ven, pero aquí en la F-1 parece que nunca se ve.
Pero volvamos al campeonato. Seis carreras y parece que el ‘chico del dedo índice’ se va a salir de la tabla. Algunos dirán que Ferrari se ha acercado, pero nada más lejos de la realidad. Mónaco es diferente, y aquí la aerodinámica es secundaria, prima el piloto. En Canadá y Valencia será similar, pero luego vendrá el calvario si los chicos de Maranello no solucionan el problema gordo que tienen de carga aerodinámica. Lo triste es que puede ser tarde. Alonso ayer estaba contento, y volvió a hacer de psicólogo dando moral a sus muchachos, pero sabe que lo de ayer no es real. Y encima, Montezemolo ha iniciado la renovación a su manera, puliéndose a Aldo Costa, pero manteniendo a Stefano Domenicali con una terna compuesta por Pat Fry, Corrado Lanzone y Luca Marmorini. Para mi gusto sigue habiendo demasiado italiano en el staff, pero algún día se darán cuenta de ello. Lo bueno de Italia es la pizza, la pasta y los helados, no los ingenieros.

sábado, 28 de mayo de 2011

GP ESPAÑA - La Ferrari como el Madrid de Mou

Salida del GP de España. ©L.M.Reyes.
He comentado muchas veces que en la F1 nada es lo que parece. La extraordinaria vuelta de calificación el sábado, y la gran arrancada de Alonso ayer pusieron la moral por las nubes a la afición, e incluso a parte de la prensa acreditada. Se ha dicho ya por activa y por pasiva que el Ferrari de esta temporada está a un mundo de los Red Bull, y ahora también lo está de los McLaren, pero las actuaciones de Alonso a veces nos hacen olvidar la situación verdadera del equipo, que es poco menos que nefasta. Pasándolo al fútbol, a mí, Ferrari me recuerda al Madrid. Es el equipo de los sueños de cualquier niño, lo han sido todo y ostentan todos los récords, se pasaron un montón de años sin ganar nada hasta que unos juntaron a Todt, Byrne, Brawn y Schumacher, y los otros a Mijatovic, Redondo, Seedorf y Raúl. Y ahora, a pesar de tener en plantilla lo mejorcito de ambas especialidades deportivas, siguen sin carburar bien, con la diferencia de que la llegada de Mou le ha dado al menos una copa al Madrid, mientras que en Ferrari tan sólo pueden celebrar la renovación de Alonso. Y, ¿cuánto tendremos que esperar para ver al Ferrari peleando por victorias? Pues me da que esto va para largo. Y no lo digo por el dominio insultante de Vettel, es que hay otros tres pilotos cuyos tiempos son estratosféricos si los comparamos con los de Maranello. Las virguerías de Alonso valen para una calificación, o para una salida como ayer, pero no para tapar el mal funcionamiento de un monoplaza. Por cierto, tras año y medio de malas salidas, parece que eso vuelve a funcionar. Quizás lo que tiene que buscar Montezemolo es su Mou particular. Pero su gente sigue empeñada en delanteros. ¡Señores!, lo que hay que buscar son ingenieros y jefes de equipo. Tan sólo un día después de la renovación de Alonso, Domenicalli se dejaba querer por Hamilton. Ganaríamos todos, porque lo de Massa es para hacérselo mirar, pero no mejoraría el coche, y eso es lo que se necesita.
Llevo diez años acudiendo regularmente a Montmeló, y nunca había visto unas gradas como las de ayer. Ni siquiera cuando en el 2001 aterrizamos en el Circuit con la boina calada y soñando con que el Minardi no fuese último, o que al menos terminase. Aquel año había más animación en las gradas, aunque esta proviniese de los aficionados de Schumacher. La cifra oficial de aficionados ayer fue de 78.000, lo que supone 14.000 menos que el año pasado, y más de 50.000 menos que en los buenos tiempos de la primera época con el Renault. Con respecto a la temporada, y aunque me fastidia haberlo vaticinado hace dos o tres carreras, vale más olvidarse ya de una vez, y tratar de pensar en el 2012. El asturiano está a 67 puntos de Vettel. Los otros tres gallos sí están relativamente cerca, y tras Alonso hay otro abismo hasta Rosberg, pero para alcanzar a Vettel habría que secuestrar a Newey, meterlo en un hórreo, y tirar la llave al piles, y yo creo que ni aún así lo lograríamos. Pero no sean ultras y disfruten de este bonito deporte. Que no gana el nuestro, pues hagan suyo el triunfo del germano. De eso trata la F-1, de espectáculo, competición al límite, innovación y diseño, y glamour, mucho glamour.

GP TURQUIA - El show se apaga

Sebastian Vettel. ©L.M.Reyes.
Hace más de 25 años que sigo las carreras de Fórmula 1 y me considero un fan de la que es la mayor expresión de competitividad que hay en el automovilismo. Sin embargo, a este paso, voy a tener que cambiar de deporte en breve. Los hechos acaecidos el sábado en la Q3 en Turquía son para pensarse dos veces si estas carreras merecen mi atención o no. Si hay algo que me ha apasionado siempre en la Fórmula 1 son las calificaciones, pero en la Fórmula 1 de hoy en día han perdido todo su interés en favor de conseguir carreras locas donde te obligan a montar neumáticos malos para buscar el espectáculo.
Hace años eran el único momento de una carrera en el que todos los pilotos competían durante una hora con todo lo que los ingenieros ponían a su disposición. Se fabricaban neumáticos e incluso motores específicos para las calificaciones. Es cierto que el dispendio de medios era brutal, pero ¿acaso la Fórmula 1 ha sido o debe ser barata? Para eso están el resto de especialidades del motor, aunque ninguna llegue a ser económica del todo.
Pero de ahí, a que la mayoría de los pilotos decidan ahorrase un juego de neumáticos blandos en la calificación para tenerlo en carrera abortando la última vuelta o quedándose directamente en el box, hay un abismo. La FIA se está cargando este deporte desde hace años, y ni siquiera la llegada de Todt a las oficinas de la Plaza de la Concordia de París ha puesto algo de cordura.
Cuando se prohibieron los repostajes tras la calificación lanzaron un torpedo a la línea de flotación del espectáculo. Los equipos empezaron a jugar con calificar con más o menos combustible y eso desvirtuó en gran medida las calificaciones. Pero al menos, los podíamos ver correr en pista buscando el mejor tiempo. Ahora, con el diseño absurdo de los nuevos Pirelli, ya ni los vemos correr.
La FIA, la sociedad CVC que aún atesora los derechos de este deporte, y los equipos deberían darse cuenta que las cantidades ingentes de dinero que se mueven en este deporte provienen de los contratos televisivos, y de los patrocinadores que quieren salir en tele. O sea que, si nos cargamos el espectáculo, la gente dejará de ver las carreras y el grifo del dinero se cerrará. ¿De verdad creen que la gente va a seguir delante del televisor viendo calificaciones si los pilotos se quedan dentro del box tras marcar un tiempo, o viendo carreras con los motores ecológicos 1.6 como está aprobado para 2013? Personalmente creo que no.
Y es que Turquía también ha servido para que Todt conozca de primera mano el cabreo que tienen los equipos con el tema de la nueva reglamentación de motores. Es cierto que la configuración de cuatro cilindros turboalimentada y de 1.600 cc está triunfando en muchas categorías, incluido el mundial de rallys, pero precisamente por eso, la F-1 debe ser diferente. ¿Se imaginan a Ferrari diseñando motores de 4 cilindros para correr en lugar de los V8 o V12 que montan sus deportivos? Una locura.
Y a esta altura de la columna, los que aún sigan leyendo se preguntarán si se me ha ido la olla por no comentar nada de la carrera. Pues no, lo cierto es que creo mantener aún el sentido común, pero me parecía un poco insultante no hablar de la vergonzosa calificación. En la carrera volvió a ganar el de siempre, y de seguir así, habrá que centrarse en quien va a ser el subcampeón, porque señores, el campeón pienso que está en la mente de todos. Ya se han lanzado campanas al vuelo en la península con el primer podio de Alonso, pero sigue estando a más de dos carreras de Vettel. Hacer podio es positivo, pero si va acompañado de unas declaraciones del director técnico Aldo Costa en las que afirma que “hasta septiembre u octubre no tendremos solucionado el problema con el túnel del viento”, y otras del propio Alonso a TV3 en las que pide a su escudería arriesgar más en el diseño y encontrar soluciones innovadoras, la verdad es que no nos llena de esperanza, pero hay mucho campeonato para soñar.

GP CHINA - La culpa, del ‘Spaghetti’

Flavio Briatore. ©L.M.Reyes.
Lo que son las cosas, tres carreras ya disputadas con la súper escuadra de Ferrari y parece que es mejor que el asturiano se dedique a la cría del champiñón. Tras la primera carrera, Flavio Briattore, el chico de las trampas en Renault, hizo unos comentarios invitando a la gente de Maranello a centrarse en la temporada 2012, y a olvidarse de las 18 carreras restantes (19 si al final se disputa Bharein). El simpático italiano fue tachado de loco en España, una vez más, e incluso se le imputó estar buscando un hueco entre las banquetas del muro que paga Botín. Sin embargo, el copropietario del Queens Park Rangers parece que guarda aún algo de lucidez.
Si me permiten la licencia, como diría Chiquito, ¡La cosita está muy mala! Es cierto que la temporada pasada se pasaron malos momentos y que luego se remó a conciencia, aunque se muriese en la orilla, pero la diferencia de puntos esta temporada está empezando a ser escandalosa, y lo que es peor, la imagen en pista no permite soñar con una reacción rápida en el tiempo.
Tras las tres primeras citas del año pasado Massa encabezaba el campeonato con 39 puntos, mientras que Alonso y Vettel tenían 37, Button y Rosberg 35, y Hamilton 31. Este año el chico del dedo índice levantado aventaja tras tres carreras en 21 puntos a Hamilton, en 30 a Button, en uno más a su compañero, y en 42 puntos a Alonso. Vamos, existe una pequeña diferencia con la temporada pasada.
Me parece muy bien que desde Ferrari ya se ha asumido que el coche no va bien, que Alonso diga que es lo primero que hay que mejorar, que Gené comente que ya saben dónde está el problema, pero sinceramente me da la impresión de que en esta ocasión el enemigo está en casa y se llama Luca Cordero di Montezemolo.
Me he cansado de explicar los 16 años de sequía que tuvo la casa italiana hasta que el pequeño Napoleón (Jean Todt) juntó a Byrne, Brawn y Schumacher, pero es que cada vez se entiende más lo que está ocurriendo en Ferrari. Tienen a uno de los tres mejores pilotos de la actualidad, con lo que la plaza del Kaiser ha sido bien cubierta. Pero ni Domenicali, ni Aldo Costa, ni Pat Fry, que fue el encargado de estudiar las estrategias tras el fusilamiento en enero de Chris Dyer después del ridículo de Abu Dhabi, han logrado proporcionar un coche competitivo al asturiano. Éramos muchos los que esperábamos que rodaran cabezas en Italia tras el esperpento de la última carrera, quizás con la esperanza de que volvieran los años de grandeza a Ferrari. En mi caso no por el amor a los colores, sino porque un asturiano es su primer piloto. Pero Montezemolo nos dejó con las ganas, y se empeñó en seguir con su experimento con gaseosa, o más bien con spaghetti y Lambrusco.
Y es que, los males de los chicos del Cavallino son muchos. Llevan un año y tres carreras haciendo las peores salidas de los equipos de cabeza. Si uno analiza los tiempos empleados en el pit lane están entre uno y dos segundos más lentos por parada que sus rivales. En calificación ni se acercan a los tiempos de cabeza. La estrategia sigue dejando mucho que desear, y a pesar de que ayer Alonso le restaba importancia, lo cierto es que las dos paradas no eran lo idóneo en China. Si a eso se le suma que lo único que tenían hasta ahora, que era el ritmo de carrera, en China también se esfumó, lo cierto es que no nos quedan argumentos para confiar en una pronta mejoría.
A buen seguro que alguno de esos problemas se habrá resuelto tras tres semanas en Turquía, pero no creerán que en Red Bull se van a dormir. Entiendo que para Turquía tendrán resuelto el tema del Kers, y entonces a temblar, porque si es así, tanto Hamilton como Button tendrán difícil ganarle puestos a Vettel.
Por cierto, ayer vimos una carrera más que interesante. Los experimentos de la FIA y del pequeñín Ecclestone parece que empiezan a dar frutos, y las carreras tipo scalextric ya no se dan tanto. Eso sí, sigo diciendo que hay que estar muy puesto en el tema y tener una pantalla de tiempos al lado para enterarse de todo lo que pasa, y eso puede ser un problema para la mayor parte del público, aunque sinceramente, tampoco pasaría nada porque en eso también se hiciese otra limpieza de ultras.

GP MALASIA - ¡Qué cruel es la memoria!


Alonso atiende a las televisiones en el 'corralito'.©L.M.Reyes

Las sensaciones que me deja el Gran premio de Malasia son bastantes confusas y, por lo que he comprobado, muy diferentes a las que he podido ver en las diferentes radios y televisiones que cubren el gran circo. No cabe duda que hablar sobre lo que ocurrió en la carrera con unas horas de diferencia le da a uno un plus de serenidad y análisis imposible de conseguir cuando se retransmite el gran premio en directo. Pero precisamente, esto es lo que más me gusta de la prensa escrita. Y en parte, esa diferencia de análisis frío es la que ha transmitido Alonso una vez finalizada la carrera en sus diferentes declaraciones.
Tras terminar un gran premio, los pilotos que no se han subido al podio se van derechitos a pesarse y a aguantar las preguntas de las televisiones acreditadas. Y digo aguantar porque sé que a muchos les molesta tanta pregunta, pero suele ser porque no se acuerdan de que ese precisamente por eso les pagan tanto dinero, por salir en la tele y enseñar a sus patrocinadores. Esa ronda de entrevistas es lo que se llama el ‘corralito’, puesto que es un cuadrado de unos 25 metros cuadrados vallado con cinta por el que los pilotos rotan por las teles agrupadas por idiomas, todo un espectáculo. Hoy el corralito ha sido más bien un ‘patio de colegio’ para Alonso. El asturiano venía caliente por lo del toque con Hamilton, y ni corto ni perezoso declaró que “yo intentaba adelantar y él hacía movimientos agresivos a más de 300 Km/h”. Señores, es una de las mejores definiciones que he visto de la F-1.
La memoria es a veces muy cruel. Hace que te olvides de cosas importantes o, en otras ocasiones, te trae acontecimientos pasados que te devuelven a la realidad. Si me preguntan por tres de los mejores momentos que he visto en mi vida de la F-1, la memoria me trae tres duelos de diferentes épocas. El de Rene Arnoux y Gilles Villeneuve por la segunda plaza en Dijon en el 79, cualquiera de los de Alain Prost y Ayrton Senna, en especial el del 89 en Japón, o los que tuvieron Michael Schumacher y Fernando Alonso en Imola, en el 2005 cuando el asturiano aguantó al alemán de forma magistral, o al año siguiente cuando el maestro fue el ‘Kaiser’. En todos los casos, los movimientos zigzagueantes fueron infinitamente superiores a los que pudo hacer Hamilton ayer, pero como es el ‘negrito’ de McLaren, crucifiquémosle una vez más. A este paso acabaremos con la esencia de la F-1, si es que no lo hemos hecho ya.
Se introducen medidas para que haya más adelantamientos y ahora lo que queremos es que uno se aparte y ceda el paso. Realmente no entiendo nada. Afortunadamente para mí, pude escuchar las declaraciones posteriores del asturiano a la prensa escrita española, las que hace un buen rato después de terminar la carrera en su ‘hospitality’. Ahí la calentura ya había enfriado, y ni reclamó la segunda plaza, ni atacó tan sutilmente a su excompañero, afirmando incluso que “no hubo intencionalidad por parte de Hamilton” en el toque.
Pero la memoria también me sirvió ayer para recuperar la cordura en otro aspecto, la salida. Aunque Alonso dijo tras la carrera que su salida en Malasia fue buena, lo cierto es que si uno mira el video desde la cámara aérea, la sensación es otra. Y eso me hace preguntarme algo que, por otra parte, ya tenía el convencimiento desde hace mucho tiempo. Se acuerdan de las famosas arrancadas de Alonso en su primera etapa con el Renault, en las que llegó a ser ‘santificado’ por gran parte del país. ¿A caso se ha olvidado de arrancar desde que ha llegado a Ferrari?, o ¿a caso Heidfield y Petrov han encontrado en sus ‘motorhome’ unos apuntes olvidados del asturiano y se los han empollado? Pues no señores, lo que esto demuestra es que ni Fernando era Dios cuando estaba en Renault, ni ahora es un torpe en Ferrari, lo cierto es que, como en otros muchos aspectos de este deporte, la ingeniería manda por encima de lo que hace el piloto, y los méritos también deben ser para los que están detrás del box. Por eso mismo, pido desde aquí que no tratemos de cargarnos un deporte en el que si de las pocas cosas que gobierna un piloto es el volante, y no le dejamos usarlo, la esencia de la F-1 se esfumará, y sólo nos quedará la memoria para disfrutar del pasado.

GP AUSTRALIA - Al cocer todo mengua


Adrian Newey y Christian Horner en el muro. ©L.M.Reyes.
Al fin se acabó la interminable espera y hemos podido ver de nuevo los monoplazas de la F-1 peleando por la gloria. Muchas fueron las incógnitas este invierno acerca de quién iba a estar arriba o abajo en la parrilla y en la clasificación. Las premisas indicaban claramente que nos encontrábamos ante el inicio más complicado de predecir en los últimos años del ‘Gran Circo’ pero, como se suele decir, al cocer todo mengua.
Por un lado, nos encontrábamos por tercera vez en la historia ante una parrilla con cinco campeones del mundo, aunque en ninguna ocasión se habían acumulado doce títulos juntos. Por otro, la nueva normativa con la introducción del KERS, del alerón trasero móvil DRS, y de los neumáticos Pirelli hacían muy difíciles los pronósticos, y nos hizo soñar con poder ver a algún coche que no fuera el Red Bull en lo más alto, pero no fue así.
Newey y Vettel han hecho bien los deberes. Su dominio en la calificación fue insultante, su salida magistral, y en carrera no hubo nadie que les tosiera, y eso que se permitieron el lujo de no usar el KERS, que proporciona entre tres y cuatro décimas por vuelta. O sea, que vamos a tener bebida energética para rato.
Si nadie inquietó a Vettel en carrera y el alemán no usó el KERS ni el alerón móvil, ¿Qué pasará cuando los use? Pues se lo pueden imaginar. Es cierto que una carrera no puede definir un mundial, y menos con una temperatura de asfalto muy diferente a la que los pilotos tendrán por ejemplo en Malasia, donde veremos estrategias de hasta cuatro paradas, pero mucho me temo que tanto Hamilton como Alonso
tendrán que sudar sangre para evitar que el germano no levante su dedo índice a final de temporada.
La carrera de los dos aspirantes a derrocar a Vettel no ha sido mala. A Hamilton le salió redondo casi todo, sobre todo si tenemos en cuenta que no habían completado una simulación de carrera en todo el invierno, y que hasta el último test no dieron visos de optar al título. Al asturiano le salió todo bien menos la salida, algo que ya empieza a ser una constante desde su llegada a Maranello. Es cierto que Button le obliga a echarse al exterior, pero antes de eso Petrov, su pesadilla en Abu Dhabi reencarnada ayer en el espíritu de Kubica, ya le había igualado, teniendo además este el interior ganado. Si sales quinto y pierdes cuatro puestos en la salida, o haces una gran carrera o ni puntúas, y al menos en esto Alonso no falló.A pesar de que el segundo puesto de Hamilton y el cuarto de Alonso son buenos de cara a la lucha por
el título, no son significativos para ver si podrán pelear con Vettel. Afortunadamente la temporada de la F-1 es muy larga, y siempre hay altibajos para todos.
Lo único que si que ha sido diferente a los últimos inicios de mundial es que esta vez los protagonistas son los esperados. Los tres que debían haber ocupado el podio final el año pasado han demostrado que están esta temporada muy por encima de sus compañeros de equipo. Button ha estado desaparecido en el
gran premio y a Webber se le debió atragantar la responsabilidad de correr en casa. Lo de Massa es caso aparte. Una vez más ha demostrado que no es digno de llevar un Ferrari, aunque por lo menos este año parece saber quién es el que manda en el equipo. Cuando vio el casco del asturiano en el espejo sólo le faltó sacar la mano para indicar por donde debía ser adelantado, muy lamentable.
Muy triste también lo de Hispania. Cuando hablas con sus ingenieros y ves el esfuerzo tan grande que hacen para tener el coche en la pista con los escasos medios económicos que tienen, y luego ves que deben guardar todo en el camión te da hasta lástima, pero así es la F-1. Y no duden que si a los Red Bull se les ocurre montar los blandos en la Q1 alguna vez este año va a haber más damnificados que los chicos de Carabante.
Y un aplauso grande para el mexicano Sergio Pérez. Su séptimo puesto con el Sauber fue para quitarse el sombrero, a pesar de que luego se haya tenido que quedar con las ganas por el maldito alerón móvil. No será la última vez que lo veremos arriba.