lunes, 26 de septiembre de 2011

GP SINGAPUR - La noche les confunde


Jaime Alguersuari. © L.M.Reyes.

He comentado varias veces la similitudes que encuentro entre el equipo Ferrari y el Real Madrid de Mourinho. Lo que pasó ayer tras la carrera de Singapur hace que me corrobore en esta teoría. Por un momento pensé que era cosa de que había luna llena. Comprobé la fase lunar en la que nos encontramos, y vi que no era tema de astros. Luego pensé en que alguien en Ferrari está ejerciendo de entrenador portugués. Podría ser el capo Montezemolo, Domenicali, el jefe de prensa Colagianni, o los mismísimos Alonso o Massa. Pero no, luego lo vi claro, era la noche de Singapur, la noche les confunde.
Me ha parecido muy patético todo lo que hemos podido ver tras la excelente carrera de Vettel de ayer. Por cierto, el chico del dedo índice debe conseguir un punto en las cinco carreras que restan para ser campeón. Me parece que Ecclestone debe estar tirándose de los pelos. No me extrañaría verlo en Japón o en Corea tratando de sabotear el Red Bull para que las audiencias no caigan en picado tras el título del alemán. Pero volvamos al tema spaguetti.
El primero en abrir la caja de los truenos ayer fue Alonso en las declaraciones en el corralito tras la carrera. El asturiano lanzó un dardo envenenado a Alguersuari por no haberle facilitado el adelantamiento cuando iba a doblarlo, y cuando a la vez se peleaba con Webber por buscar el tercer cajón del podio, porque el primero y el segundo ya estaban sentenciados. Es cierto que el catalán no estuvo excesivamente hábil, pero pensar que era una maniobra orquestada con su equipo matriz para perjudicar al asturiano me parece un poco retorcido.
Por si fuera poco, en Ferrari a alguien se le ocurrió la brillante idea de echar leña al fuego incendiando la red con tweets alagando al pinchadiscos. Y para rematar, mientras que Hamilton era entrevistado por una televisión, llega Massa por detrás, le da un par de empujones, y le dice que “buen trabajo” con un tono bastante desafiante por el incidente de ambos en la pista. Parece que al brasileño le dura aún el escozor del 2008 cuando el inglés le birló el campeonato en su tierra en la última vuelta. La verdad es que eso debe doler mucho, pero entiendo que no tanto como para que dure tres años después. Si yo fuera Hamilton tendría miedo llegar a casa y encontrarme una cabeza de caballo en mi cama, al más puro estilo Corleone. Lo único que nos falta es saber quien ejerce de Marlon Brando en la escuadra italiana.
Lo de Massa y lo de Ferrrari lo puedo hasta entender, porque la falta de clase es innata en ambos. Lo que me parece más difícil es entender lo de Alonso. Aunque falten cinco carreras y ya no tenga opciones matemáticas, mientras que el año pasado llegó a la última carrera con posibilidades, pienso que este ejercicio ha sido mucho mejor que el anterior. Ha cometido menos errores y nos ha regalado momentos muy buenos de pilotaje. Lo que ocurre es que su equipo no ha estado a la altura de Red Bull. Por eso, enfrascarse en una pelea dialéctica con tu único compatriota en el gran circo en lugar de hablar un poco de la desastrosa actuación de tu equipo me parece un poco absurdo. ¿Por qué nadie en su equipo habló ayer del nefasto set up que utilizaron que destrozó los superblandos, o por qué tenían problemas con los consumos? Porque eso es mucho más embarazoso y vende mucho menos. Ferrari debe recuperar el norte y centrarse en proporcionar un coche ganador a Alonso, y él debe olvidarse de cosas superfluas como sus declaraciones contra Alguersuari. Su temporada no ha sido mala, tan solo se han encontrado enfrente al binomio Vettel-Newey, y eso le pasa factura hasta a Webber. Ahora solo queda saber cuando consigue el alemán el punto que le falta para ser el bicampeón más joven de la historia. En frente, tan sólo un rejuvenecido Button sigue con opciones matemáticas. El inglés sigue asombrando con la mejora de pilotaje que hace carrera a carrera. Quizás el secreto sea Michibata.

lunes, 12 de septiembre de 2011

GP ITALIA - Todo el pescado vendido


Sebastian Vettel. © L.M.Reyes.

Llevamos trece carreras, faltan sólo seis, y resulta que Vettel supera en 112 puntos Alonso, en 117 a Button y Webber, en 126 a Hamilton, y nada menos que en 202 a Massa. Y, ¿ahora qué?, se preguntaran los aficionados a la F-1. Pues nada, a seguir disfrutando del poderío de los Red Bull. De nada ha servido que en Ferrari hayan desarrollado al fin el tema de las salidas. Que la gente no se engañe recordando los tiempos de Renault. Ni Alonso fue un torpe el primer año y medio de Ferrari en las arrancadas, ni ahora es el Dios de las mismas. Es cierto que luego hay que poner los arrestos para seguir con el pie abajo cuando estás en paralelo con otros dos coches como ayer, pero la salida en un gran premio es probablemente uno de los momentos más técnicos de la carrera en el que se deben juntar un montón de premisas para que todo salga bien, y la mayoría, no dependen del piloto.
De nada ha servido tampoco que el chico del dedo índice tenga en frente a un piloto de la talla de Hamilton. El de Woking se topó ayer con Schumacher y perdió todas las opciones de podio. De no haber sido así tampoco creo que hubiera podido pelear con Vettel, pero sí que hubiéramos visto una buena lucha por el segundo puesto. Su caza al Mercedes del Kaiser fue probablemente lo más guapo de la carrera italiana. Por cierto, es curioso que justo cuando por fin vemos algo divertido en las carreras muchos traten de defender la absurda normativa de un solo cambio de dirección. Señores, los momentos más épicos de este deporte, los más recordados por los aficionados en los 61 años de historia de la F-1, son justo aquellos en los que un piloto se defendió ‘con el cuchillo entre los dientes’, y su contrincante logró o no pasarlo de forma inverosímil. Repito que para mí el poder hacer un solo cambio de dirección para defenderte de un adelantamiento es absurdo porque esto se creó para fomentar los adelantamientos. El error viene de creer que una carrera es emocionante o guapa si tengo decenas de adelantamientos. Pues, no señor. Vale más uno de calidad como el de Vettel a Alonso ayer pisando la hierba, o el de Schumacher a Hamilton por el exterior, curiosamente en la misma curva de Biassono, que una carrera con 80 adelantamientos de DRS y Kers.

Adrian Newey. © L.M.Reyes.

Tampoco ha servido de nada que Button esté haciendo sus mejores carreras desde que llegó al gran circo, con unos ritmos de carreras espectaculares. Probablemente ni aunque resucitásemos al más grande conseguiríamos quitar de la primera plaza a Vettel. Su máquina es endiabladamente perfecta, y Adrian Newey su creador, lo sabe. Llevo diciendo desde principios de temporada que sus rivales tenían dos opciones, dedicarse a la cría del champiñón o centrarse en un nuevo monoplaza. El gran Flavio lo dijo en la primera carrera y se le tachó de loco. Pues bien, mi temor ahora no es por lo que todos han asumido ya para esta temporada, sino por la próxima. Resulta que el año que viene no nos vamos a encontrar con grandes cambios en la normativa. Teóricamente desaparecerán los difusores soplados, pero a priori, eso no debe suponer un cambio brutal en la configuración de los monoplazas. Entonces, el problema es que Red Bull volverá a partir, un año más, con un monoplaza bueno que hay que evolucionar un poco, y Ferrari tendrá que volver a partir con uno totalmente nuevo. En McLaren apuntan que esta vez no enviarán su coche al desguace al terminar el año, y eso les puede dar un plus para acercarse a los chicos de la bebida energética, pero aún está por demostrar que eso pueda ser suficiente. En Ferrari han prometido un diseño innovador y arriesgado, y eso lo mismo puede salir bien, que puede salir un desastre. Es algo así como jugar a la ruleta. Sobre todo, cuando no tienes ingenieros que sepan con certeza donde se va a parar la bola. De esta forma, si utilizamos la cabeza y calculamos las probabilidades, nos queda otro año de dominio de Red Bull. Evolucionar un monoplaza es muy complicado. Más si se hace sin entrenamientos privados. La única esperanza para las dos escuderías grandes es que estos vuelvan a celebrarse los lunes tras las carreras, posibilidad que ya se ha comentado, siguiendo así lo que se hace en el mundial de motociclismo. De todas formas, si les sirve de consuelo, bastante peor fue lo de Schumacher y Ferrari del 2000 al 2004, pero ahora eso ya nos queda muy lejos.