sábado, 28 de mayo de 2011

GP AUSTRALIA - Al cocer todo mengua


Adrian Newey y Christian Horner en el muro. ©L.M.Reyes.
Al fin se acabó la interminable espera y hemos podido ver de nuevo los monoplazas de la F-1 peleando por la gloria. Muchas fueron las incógnitas este invierno acerca de quién iba a estar arriba o abajo en la parrilla y en la clasificación. Las premisas indicaban claramente que nos encontrábamos ante el inicio más complicado de predecir en los últimos años del ‘Gran Circo’ pero, como se suele decir, al cocer todo mengua.
Por un lado, nos encontrábamos por tercera vez en la historia ante una parrilla con cinco campeones del mundo, aunque en ninguna ocasión se habían acumulado doce títulos juntos. Por otro, la nueva normativa con la introducción del KERS, del alerón trasero móvil DRS, y de los neumáticos Pirelli hacían muy difíciles los pronósticos, y nos hizo soñar con poder ver a algún coche que no fuera el Red Bull en lo más alto, pero no fue así.
Newey y Vettel han hecho bien los deberes. Su dominio en la calificación fue insultante, su salida magistral, y en carrera no hubo nadie que les tosiera, y eso que se permitieron el lujo de no usar el KERS, que proporciona entre tres y cuatro décimas por vuelta. O sea, que vamos a tener bebida energética para rato.
Si nadie inquietó a Vettel en carrera y el alemán no usó el KERS ni el alerón móvil, ¿Qué pasará cuando los use? Pues se lo pueden imaginar. Es cierto que una carrera no puede definir un mundial, y menos con una temperatura de asfalto muy diferente a la que los pilotos tendrán por ejemplo en Malasia, donde veremos estrategias de hasta cuatro paradas, pero mucho me temo que tanto Hamilton como Alonso
tendrán que sudar sangre para evitar que el germano no levante su dedo índice a final de temporada.
La carrera de los dos aspirantes a derrocar a Vettel no ha sido mala. A Hamilton le salió redondo casi todo, sobre todo si tenemos en cuenta que no habían completado una simulación de carrera en todo el invierno, y que hasta el último test no dieron visos de optar al título. Al asturiano le salió todo bien menos la salida, algo que ya empieza a ser una constante desde su llegada a Maranello. Es cierto que Button le obliga a echarse al exterior, pero antes de eso Petrov, su pesadilla en Abu Dhabi reencarnada ayer en el espíritu de Kubica, ya le había igualado, teniendo además este el interior ganado. Si sales quinto y pierdes cuatro puestos en la salida, o haces una gran carrera o ni puntúas, y al menos en esto Alonso no falló.A pesar de que el segundo puesto de Hamilton y el cuarto de Alonso son buenos de cara a la lucha por
el título, no son significativos para ver si podrán pelear con Vettel. Afortunadamente la temporada de la F-1 es muy larga, y siempre hay altibajos para todos.
Lo único que si que ha sido diferente a los últimos inicios de mundial es que esta vez los protagonistas son los esperados. Los tres que debían haber ocupado el podio final el año pasado han demostrado que están esta temporada muy por encima de sus compañeros de equipo. Button ha estado desaparecido en el
gran premio y a Webber se le debió atragantar la responsabilidad de correr en casa. Lo de Massa es caso aparte. Una vez más ha demostrado que no es digno de llevar un Ferrari, aunque por lo menos este año parece saber quién es el que manda en el equipo. Cuando vio el casco del asturiano en el espejo sólo le faltó sacar la mano para indicar por donde debía ser adelantado, muy lamentable.
Muy triste también lo de Hispania. Cuando hablas con sus ingenieros y ves el esfuerzo tan grande que hacen para tener el coche en la pista con los escasos medios económicos que tienen, y luego ves que deben guardar todo en el camión te da hasta lástima, pero así es la F-1. Y no duden que si a los Red Bull se les ocurre montar los blandos en la Q1 alguna vez este año va a haber más damnificados que los chicos de Carabante.
Y un aplauso grande para el mexicano Sergio Pérez. Su séptimo puesto con el Sauber fue para quitarse el sombrero, a pesar de que luego se haya tenido que quedar con las ganas por el maldito alerón móvil. No será la última vez que lo veremos arriba.

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