lunes, 25 de marzo de 2013

GP MALASIA - Los árboles que no dejan ver el bosque


Webber, Vettel y Hamilton en Malasia. @ P
Ya hemos comentado muchas ocasiones que en este deporte nada es lo que parece, y que hasta los propios protagonistas pierden a veces su norte particular y llegan a creerse que su verdad es la buena. Tres equipos y sus correspondientes pilotos se encargaron en Malasia de demostrar que esta afirmación es cierta, Red Bull, Mercedes y Ferrari.

Quizás el caso más sangrante es el de los austriacos, con Vettel como actor principal. La fórmula 1, al contrario de los que muchos piensan, sobre todo en España donde nunca hemos tenido un equipo puntero, es un deporte de equipos y no de pilotos. El campeonato más importante es el de constructores y no el de pilotos, principalmente porque es el que más dinero mueve. Por esa razón, las órdenes de equipo han existido siempre, incluso cuando estaban prohibidas, y seguirán existiendo. A lo largo de la historia hemos visto como algunos patrones de escuderías daban órdenes, en ocasiones para que uno de sus pilotos obtuviera un privilegio sobre su compañero de cara a poder obtener el mundial de pilotos, pero lo que nunca hemos visto es a un patrón dejando que sus dos pilotos se despellejen en la pista poniendo en juego la posición final del equipo. En el Gran Circo eso viene a ser como uno de los diez mandamientos de la Biblia. Tan solo cuando se han juntado dos gallos de pelea en un mismo corral, sus egos y sus ganas de victoria han podido más sobre las órdenes del patrón. El mejor ejemplo de este último caso el de Prost y Senna en McLaren a finales de los ochenta.

Todos tenemos claro que Vettel es el aspirante al título 2013 dentro de Red Bull, y para el que no lo tenga, le recuerdo que es tricampeón mundial. Pero si en la segunda carrera del año tu jefe te pide que no ataques a tu compañero debes obedecer. Y si no estás de acuerdo, deberías haber protestado cuando te explicaron que la contraseña de “Multi 21” significaba que las posiciones con tu compañero debían quedar como estaban. Esas cosas se discuten en las reuniones que se hacen entre pilotos, ingenieros y jefes de equipo en los camiones en el paddock y no en la pista. El atrevimiento de Vettel le dio siete puntos más de cara al certamen de pilotos, pero le pudo costar 43 de cara al de constructores. Valoren ustedes.

No es de extrañar por lo tanto la peineta que le dedicó Mark Webber tras ser adelantado por el alemán, o la imagen del muro de Adrian Newey y Cristian Horner desesperados cuando veían que sus dos coches podían acabar tirados en la hierba malaya.

Rosberg y Hamilton. @ MB
Algo parecido ocurrió en Mercedes, aunque el desenlace fue diferente. Con la tercera y cuarta plaza asegurada, algo que parecía un sueño el año pasado para los germanos, Ross Brawn dejó claro que había que mantener las posiciones porque no podían ir a por los Red Bull. Sin embargo Nico Rosberg se empeñó en comunicar por la radio su malestar por no poder atacar a Lewis Hamilton insistiendo que era más rápido. Lo primero, eso es algo que habría que haber visto, porque el pilotaje del inglés sería diferente si no hubiese la orden de mantener los puestos. Y en segundo lugar, el alemán parece no conocer, al igual que Vettel, la importancia del mundial de constructores. En el automovilismo, bien sea fórmula 1, rallyes o la especialidad que quieran, las órdenes del jefe de equipo se acatan sin más, y cuando uno no lo hace acaba teniendo problemas con el equipo. En este caso Rosberg fue un “chico bueno” y cumplió con lo que le dijo Ross Brawn, pero demostró una postura infantil por la radio. Además, debería de tener un poco más de respeto por su compañero, que por otro lado es campeón del mundo como fue su padre Keke.


Alonso es llevardo al paddock por un comisario. @ P
Hablábamos al principio del billete de tres casos que perdieron el norte en Sepang, el tercero fue el de Ferrari. El accidente de Alonso con Vettel es sin duda un lance del juego. Puede ser verdad que el alemán rebajara su velocidad en la segunda curva, pero, sin haber podido ver la telemetría, está claro que no pudo ser mucho, porque si no los de Maranello hubieran reclamado y habría sido sancionado. El toque es un fallo del asturiano, pero es un error leve porque en las primeras vueltas es algo normal en carrera, y más con la situación de agua que había. Lo que no es un fallo leve, y sí que es un error garrafal es el no haber entrado en boxes al final de la primera vuelta. Alonso declaraba tras la carrera que era muy fácil criticar a posteriori, pienso que tratando de cubrir a su equipo, pero realmente todos los que estábamos viendo la carrera en directo sabíamos que había que parar al ver el alerón desprendido, incluido su compañero Pedro Martínez de la Rosa en la retransmisión de Antena 3. En más de 25 años no he visto un caso igual, y menos en la primera vuelta, cuando aún pueden pasar muchas cosas en carrera, y más sabiendo que podía tener un buen ritmo que sin duda le había permitido remontar y coger unos cuantos puntos. Estamos de acuerdo que desde el cockpit no se ve el alerón, pero para eso estaba la radio y su ingeniero Andrea Stella. ¿A caso no vieron el alerón todos los que estaban en el muro de Ferrari? ¿O lo vieron y no le dijeron nada al asturiano? No sé quien tomó la decisión, pero fue suicida. Uno puede tener mala suerte cuando juega a la ruleta o a la lotería, pero no cuando elige mantenerse en pista con el alerón desprendido. Eso no es mala suerte, eso es jugar en busca del milagro, y esos se buscan en Lourdes o en Fátima, no en Sepang.

Esos árboles que no nos dejan ver el bosque son los que nos pueden alejar de los objetivos claros, el mundial de constructores, las órdenes de equipo, o sumar puntos aunque uno no sea el ganador de la carrera. Seguro que tras Malasia alguno de los tres protagonistas habrá aprendido la lección y la próxima vez se lo pensará dos veces en la misma situación.

lunes, 18 de marzo de 2013

GP AUSTRALIA - El mundo al revés


Kimi Raikkonen. @ P
Una vez más la fórmula 1 nos ha vuelto a demostrar que en este deporte nada es lo que parece. Tras un invierno de test lleno de rumores, desarrollos y quinielas, el hombre venido del frío arrasó en Melbourne con tal comodidad que puede haber sido la victoria más relajada de las 20 que ya atesora el finlandés. Entonces, ¿qué es lo que ha pasado para que veamos un Lotus en lo más alto del podio de nuevo? Pues realmente demasiadas cosas que vamos a tratar de analizar en pocas líneas.
Kimi Raikkonen no es un piloto que se caracterice por realizar un trabajo duro fuera de las carreras. De hecho, siempre ha manifestado que no le gusta entrenar, y que si pudiera, solo pisaría el circuito el domingo para subirse al coche. Viene a ser un poco la antítesis de Fernando Alonso. Sin embargo, cuando uno cuenta con un coche bien diseñado como es el Lotus, con una configuración que permite que los delicados Pirelli no se destrocen vuelta a vuelta, y con un talento innato al volante como el que él tiene, todo ese trabajo no realizado fuera de las carreras puede compensarse.

Precisamente, los polémicos neumáticos Pirelli han vuelto a ser cruciales en el desarrollo de la cerrera. Esta temporada el hándicap o trampa que han preparado los italianos para los equipos no es tanto su falta de repetibilidad como su facilidad de degradación. El asfalto de Albert Park estuvo este fin de semana mucho más frio de lo que nos podemos encontrar en la mayoría de las carreras del campeonato, con lecturas de entorno a los 28 grados. Sin embargo, la mayoría de equipos llegaron con las gomas desechas tras tres paradas. Ya veremos qué pasa cuando en el asfalto tengamos 10 o 15 grados más. Probablemente entonces veamos esas cuatro o cinco paradas que se pronosticaban en la pretemporada.

Podio de Melbourne. @ P
Lotus fue el único equipo que reflejó tener un arma contra esta especie de lastre del reglamento. Raikkonen se fue a dos paradas, y no necesitó empezar la carrera con duros como hizo Adrian Sutil, que firmó una gran actuación con su Force India. El finlandés salió con los blandos, y aun así aguantó hasta el final sin que viésemos que se desprendieran grandes trozos de goma como le ocurrió a los Red Bull. Ellos fueron los grandes perjudicados con este tema. Los de Newey consiguieron dar la temperatura necesaria a sus gomas a una vuelta a base de carga aerodinámica para la calificación y se llevaron la pole, pero precisamente ese fue el motivo de que en carrera se degradaran tan rápido. En Ferrari supieron encontrar un equilibrio mejor que el de los austriacos, pero no lo suficiente como para plantarle cara a los Lotus, que fueron los más astutos sacrificando la pole y apostando a una carrera limpia sin contratiempos con las gomas.

Por cierto, hablando de los de Maranello, menudo cabreo que tenía Massa tras la carrera. La decisión acertada de mandar entrar a Alonso en el segundo pit stop del asturiano antes de lo programado, y el no hacerlo con el Ferrari que iba delante, el de él, aún le escocía cuando se bajó del monoplaza. Todos estamos de acuerdo en que el brasileño es inferior, pero para una vez que lo estaba haciendo bien, van y se lo quitan de en medio de un plumazo. No cabe duda que las órdenes de equipo se pueden hacer de muchas formas, y que al final, lo que importa es el campeonato y los intereses del equipo.

Lewis Hamilton con el Mercedes. @MB
De McLaren mejor no hablar. Tras dejar marchar a uno de los tres mejores pilotos de la parrilla han firmado un ridículo espantoso en Melbourne, Button noveno y Pérez decimoprimero. Vamos, un GP para olvidar. Es curioso que Mercedes logró colocar a Hamilton en la quinta plaza, o quizás haya sido él mismo el que lo haya logrado. Seguro que en Woking, la sede de Mclaren, aún se lo están preguntando.  
 
Y retomando el tema de las gomas, a esto es a los que nos ha llevado la absurda forma de construir los neumáticos de Pirelli, a que en un deporte donde la velocidad es lo que prima, sea más importante hacer una mala calificación para tener una buena carrera. Algún día Bernie se dará cuenta de que se ha cargado este deporte, pero probablemente sea demasiado tarde para él y para la propia F-1. Y sino fíjense en lo que ocurrió en la calificación. Lamentable fue el aplazamiento de la Q2 y Q3 por la lluvia y por la visibilidad.

Fernando Alonso bajo la lluvia del sábado. @ P
Lo del agua ya lo hemos comentado estos últimos años, y es algo que no acabamos de entender. Por su puesto que correr en agua es peligroso, que los coches no se comportan igual, y que no se puede ir tan rápido como en seco, pero por el amos de Dios, esos ha sido así siempre, en los circuitos, en las autopistas, y en la carreteras comarcales. Si no, no hubiéramos tenido grandes pilotos bajo el agua como el mítico Ayrton Senna. Ahora esto es imposible, porque, o te aplazan los entrenos, o te sacan el safety en carrera. Y lo de la visibilidad solo tiene un culpable, Bernie Ecclestone y su gran negocio. Estamos de acuerdo que el patriarca de la F-1 ha sido el gran responsable de que hoy en día tengamos este deporte, pero debe ser que los años no pasan en balde. Si quiere que en Europa la gente no madrugue tanto y no tenga que levantarse a las cuatro de la mañana como hacíamos de jóvenes para ver la carrera en Australia, que la haga nocturna con focos por todo el trazado y se deje de medias tintas. Algún día las televisiones se enfadaran con él por no poder emitir una calificación o una carrea como paso este fin de semana, y entonces la F-1 tendrá un problema muy gordo.

Hace falta que volvamos a la F-1 de verdad, la de los pilotos que labraban su leyenda con actuaciones memorables, bajo el sol o bajo la lluvia, con una ingeniería preparada para ser el más rápido, y no el que menos neumáticos gastase. Llevo tiempo diciendo que esta no es la F-1 que conocí hace más de 25 años, y a mí, por lo menos, me gustaba más la otra. Ustedes dirán.