A veces la fórmula uno traiciona nuestro subconsciente y nos
hace creer que una nos encontramos en otra temporada distinta a la que
realmente vivimos. Es como si todo esto del ERS y la recuperación de energía
fuese una pesadilla, o como si Mercedes no hubiese reinventado el turbo
separando los dos rodetes. Cuando tenemos 19 o 20 carreras al año hay muchos
momentos en los que nuestra mente experimenta un “Déjà vu” y realmente no
sabemos si estamos reviviendo el pasado o nos encontramos ante hechos que al
menos nos lo recuerdan. En Silverstone creo que hemos vivido tres momentos que
merecen de sobra esta entradilla. Analícenlos y luego me lo cuentan.
Lewis Hamiton. @ MB
El primero, como no podía ser de otra manera se lo lleva el
ganador, pero precisamente no por su victoria. Desde hace muchos años considero
que Lewis Hamilton es uno de los mejores pilotos de la parrilla. Probablemente
el más rápido a una vuelta, y uno de los perores rivales que se pueden tener en
el cara a cara. Sin embargo, como ningún humano puede ser perfecto, el otrora
pupilo de Ron Dennis tiene su talón de Aquiles en la cabeza. Sus manos y sus
pies manejan el volante y los pedales como ningún otro, incluso su corazón es
como el de un guerrero. Tras su paso a Mercedes, Hamilton mejoró mucho sus
errores del pasado en McLaren. Esos errores pueriles que tan solo son capaces de
hacer los genios cuando pierden la concentración, o directamente cuando son
capaces de hacer lo complejo y fallar lo fácil. Silverstone ha servido de
ejemplo de que la mente del bravo piloto británico aún no ha terminado de
madurar. Dejar escapar la pole cuando es el mejor de toda la parrilla contra el
crono y ver como su vecino de box le arrebataba el mejor tiempo no fue algo
inteligente por su parte. Afortunadamente para él la caja de cambios de Rosberg
no aguantó la carrera, y la victoria cayó de su lado. Estoy seguro de que el
británico es el gran favorito al título, pero a veces no vale solo con ser el
mejor y tener el mejor coche, porque cuando se tiene el mejor coche, hay otro
piloto que también lo tiene, tu compañero, y si no es manco y trabaja más que
tu, puede aguarte la fiesta en menos que canta el gallo.
Kimi Raikkonen. @ F
El segundo “Déjà vu” que sufrí en el gran premio británico
fue el protagonizado por Kimi Raikkonen. Solo el finlandés es capaz de provocar
un accidente como el sufrido en la primera vuelta del gran premio británico.
Por un momento Silverstone se parecía más a los bosques galeses por los que el
finlandés corrió en 2010 y 2011 con el Citroën C4 y el DS3. Esos tramos
embarrados, con hielo y nieve, con árboles muy cerca del trazado, volvieron a
mi memoria cuando Iceman se salía del trazado, y como si de un rally se tratase
regresó a pista con el pie derecho a tabla. En los rallyes te suelen enseñar
que para salir de una cuneta solo se puede a base de dar gas al motor, pero en
los circuitos, esa teoría parece que no es válida cuando al volver te
encuentras con los pianos. Afortunadamente todo quedó en un susto, con el finlandés
magullado y con Felipe Massa de nuevo dando trabajo a su chapista, aunque esta
vez su pericia fuese la que le libró de tener consecuencias más serias.
Raikkonen no está este año en lo que celebra. Sus grandes carreras en Lotus las
dos últimas temporadas han quedado ya en el olvido, y aunque en la pretemporada
podíamos pensar que iba a poner las cosas difíciles al asturiano en Ferrari, lo
cierto es que de seguir así el resto de la temporada es muy posible que no
acabe con ganas de volver a subirse a un coche de competición. No sé si
despertará del letargo en el que se sumió en su segunda era en Ferrari. Eso sí,
el amante de las juergas puede seguir vanagloriándose de que sigue siendo el
último campeón del mundo que dio la gloria a los de Maranello.
Alonso y Vettel. @ P
Y para terminar los “Déjà vu”, nos vamos al protagonizado
por Fernando Alonso y Sebastian Vettel. Quien nos iba a decir que dos pilotos
que suman seis títulos del mundo iban a estar peleando en Silvesrtone de tú a tú
por la quinta plaza. Ambos pelearon codo a codo, o más bien rueda contra rueda
en dos partes de la carrera. La primera en favor del asturiano y la segunda con
el alemán terminando por delante. Sin duda fueron dos de los momentos más
emocionantes del gran premio. Lo triste, que la pelea era por la quinta plaza.
En Ferrari sabemos muy bien lo que pasa. Su coche no está ni de lejos cerca de
lo que exige un mundial de fórmula 1. Sin embargo, saber lo que le ocurre a
Vettel es mucho más complejo. Tras cuatro mundiales consecutivos es como si se
hubiera olvidado de pilotar. Su compañero australiano está firmando una
temporada de ensueño, y encima ha sido el único capaz de vencer en carrera a
los Mercedes. Más tarde o más temprano alguien contará la verdad de todo este
embrollo. Mientras tanto debemos pensar que el alemán no se ha adaptado a la
fórmula 1 de última generación y que no hay fantasmas, ni se deben buscar. ¿Ustedes
se lo creen? Yo no.
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