viernes, 25 de mayo de 2012

GP ESPAÑA - La grandeza de los modestos


Frank Williams. @ LAT
Una de las imágenes que mejor guardo en la retina de los grandes premios a los que he asistido fue la primera vez que vi a Frank Williams en Montmeló en 2001. Me impresionó verlo en su silla de ruedas con sus cascos habituales y con su característica mirada fría y calculadora. Para mí era uno de los auténticos mitos de este deporte. Estaba cansado de verlo en la televisión y en la revistas, pero verse enfrente de él y ver como dirigía pausadamente su formación me sorprendió. Su equipo lo había sido todo en los 80 y los 90, y sin embargo, en aquel momento, su peregrinaje fuera de los podios se había iniciado. Sus nueve títulos de constructores y sus siete entorchados de pilotos eran ya un recuerdo en Williams. Realmente me costaba entender como alguien que había sido uno de los grandes protagonistas de este circo seguía al pie del cañón cuando sus próximos retos no iban a ser ganar títulos, sino completar los presupuestos de la siguiente temporada para seguir en la parrilla. Para mí era más fácil entender, por ejemplo, que Giancarlo Minardi estuviera en la parrilla porque él no había saboreado las mieles del triunfo, y por lo tanto, no sabía realmente lo que se estaba perdiendo.
Pero hagamos un breve repaso por la vida de este singular personaje. Sir Frank Williams empezó sus correrías en la competición como jefe de equipo y propietario en 1966 cuando invirtió las ganancias como vendedor ambulante de comestibles en fundar su primer equipo, el Frank Williams Racing Cars. Vinculado durante más de tres décadas a su ingeniero Patrick Head, este inglés ha tenido dos accidentes que han marcado claramente su vida. Primero en 1986 se quedó postrado en una silla de ruedas tras un volcar con su coche de alquiler cuando iba de Paul Ricard a Niza sin llevar puesto el cinturón de seguridad. Tan solo ocho años después, la muerte de Ayrton Senna en Imola con uno de sus coches y los fallos mecánicos que provocaron el accidente dieron con Williams en los juzgados italianos acusado de homicidio, hecho este que estuvo a punto de hacerle terminar su carrera.

Pastor Maldonado. @ Pirelli
Sin embargo, la grandeza de este deporte le devolvió el pasado gran premio a lo más alto del Olimpo. Tuvo que ser un piloto venezolano el que volviese a poner en los grandes titulares de la prensa mundial el apellido de este británico. Su victoria en Montmeló no significa que Williams vuelva a pelear por títulos mundiales, pero sí le da sentido a su participación en el mundial. No es que sea habitual ver a los modestos en lo más alto del podio precisamente, pero un certamen tan abierto como el de este año permite que algunos de los equipos con menor presupuesto logren hazañas que en las últimas temporadas era imposible llegar a soñar.
Y hablando de soñar, lo que tampoco podían imaginarse los seguidores de Ferrari  cuando empezó la temporada era que iban a estar colíderes tras cinco carreras. Eso sí, en el apartado de pilotos con los 61 puntos de Alonso, porque en constructores son cuartos tras Lotus gracias a la gran cantidad de puntos que aporta Massa. Precisamente, los dos puntos que atesora el brasileño han vuelto a ponerle en el disparadero y cada vez se habla más del mexicano Sergio Pérez como su sustituto.
Cada vez me preguntan más veces si Ferrari puede llegar a ganar este año el mundial. Y me respuesta sigue siendo clara. Lo lógico es que no sea así, sin embargo, si sus rivales siguen fallando tanto y siendo tan poco constantes, van a acabar permitiendo al asturiano luchar por su tercera corona, aunque su equipo no le haya dado las armas para hacerlo. Este puede ser el campeonato de los despropósitos, y la siguiente carrera en Mónaco sin duda ayudará a continuar con la incertidumbre de saber quién va a pelear por el título. Las calles monegascas y la amenaza de lluvia pueden romper cualquier quiniela.

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