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Los autos locos. @Hanna-Barbera |
La fórmula 1
que nos han preparado esta temporada Bernie Ecclestone y la FIA no es, a veces,
muy atractiva para el gran público. Un equipo y dos pilotos dominan a placer
carrera tras carrera, y para desgracia de la afición española, la única
referencia ibérica con el equipo puede ser la fábrica de furgonetas que
Mercedes tiene en Vitoria. Por eso, cuando las circunstancias de una carrera
nos ofrecen un desenlace como el de Canadá, son muchos los que se pegan al
televisor y cambian el “porca miseria” que suele acompañar los resultados de
Alonso y Ferrari, por el “vaya carrera más entretenida”, aunque el nuestro haya
terminado una vez más lejos del podio.
El circuito
Gilles Villeneuve tenía todos los ingredientes para que los hombres de Toto
Wolff hubieran acrecentado su leyenda no dejando que nadie les usurpe la
primera posición en los podios. Sin embargo, un problema de frenos acabó con
los sueños de ganar todas las carreras de la temporada y batir el récord de los
McLaren de Prost y Senna del 88. Con Hamilton fuera de carrera, y con Rosberg
poco menos que arrastrándose en el final de la misma, la cita canadiense se
convirtió en un remake de Los autos locos de Hanna-Barbera.
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Massa y Pérez. @ P |
Los
protagonistas aceptan varias interpretaciones, pero creo que alguna comparación
puede ser ciertamente real y verosímil. Así, ejerciendo de villano al volante
cual Pier Nodoyuna tuvimos a Felipe Massa. Eso sí, Rob Smedley, el ingeniero
bocazas ex Ferrari ahora de Williams, a quien podríamos caracterizar como su
perro Patán, no tuvo cabida en esta carrera. El brasileño estuvo a punto de
pelear por el podio, pero un fuerte choque con Sergio Pérez en la última vuelta
le arrebató toda esperanza de victoria y podio. Sin duda el mexicano se merece
el papel de profesor Locovitch, un científico loco que trató de subirse al
podio con una sola parada y que, tras no respetar la absurda norma de los
cambios de dirección, vio como el Williams del Brasileño lo pasaba por encima,
estando a punto los dos de cepillarse a Vettel.
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Daniel Ricciardo. @ P |
Y claro,
llegado al australiano con sonrisa eterna, y que encima consiguió en Canadá su
primera victoria de la temporada no podemos encuadrarlo en otro personaje que
no sea el de Penélope Glamour. Me hubiera gustado mucho ver la cara de Mark
Webber tras la victoria de Daniel Ricciardo en el Gilles Villeneuve. Siete años
en Red Bull con un bagaje de nueve victorias, y de repente llega un compatriota
suyo al equipo, se pasa por la piedra al mismísimo Sebastian Vettel, y gana con
un coche con el que el año pasado Webber dejó su casillero en blanco. Pero es
lo que tienen las carreras. Pasar del llanto a la risa y viceversa, es solo
cuestión de suerte, o a veces de trabajo, ¿quién lo sabe?
Una vez más,
Vettel se ha visto superado por Ricciardo. Cada carrera que pasa empieza a ser
más difícil entender esta situación en Red Bull. Cuesta comprender que un
tetracampeón del mundo no sea capaz de poner firme a un niñato venido de las
antípodas. Por cierto, si tenemos que colocar a Vettel en la serie de
Hanna-Barbera su personaje debe ser Pedro Bello. Recuérdenlo con su coche
frágil, y enamorado siempre de Penélope Glamour, aquí Daniel Ricciardo.
Los dos
pilotos del equipo alemán no pueden tener otro papel que no sea el de los
hermanos Brutus y Listus con el Troncoswagen, les dejo a ustedes que otorguen a
cada piloto su personaje. Pilotos agresivos donde los haya que vieron como esta
vez su Mercedes AMG se parecía más a la carreta de madera de la serie de
animación americana.
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Marco Mattiacci. @ P |
Y por último,
¿dónde colocamos al nuestro? Pues seguro que muchos ya se lo imaginan. Lo de
Alonso y Ferrari se parece muy mucho al Alambique Veloz y Lucas el granjero.
Por mucho que Montezemolo se empeñe en renovar el equipo con prisas, esto va a
ir más que lento para que podamos ver algún resultado en la formación italiana.
Además, para colmo de coincidencias, junto al granjero teníamos en la serie al
oso miedoso, interpretado a la perfección por Kimi Raikkonen. Cualquier
parecido del finlandés con el que se vio el año pasado a los mandos del Lotus
es mera coincidencia. Por ahora Alonso lo está machacando carrera tras carrera.
Pero lo triste es que solo machaca a su compañero, porque de no haber habido el
incidente entre Massa y Pérez en la última vuelta, el asturiano habría sido
octavo, y eso que Hamilton estaba también fuera. Vamos, no me gustaría estar en
el pellejo de Marco Mattiacci, o quizás sí. ¿Se imaginan? Vaya papeleta la del
contable. Jean Todt necesitó siete años para conseguir el título mundial con
Ferrari, y eso que contaba con Brawn, Schumacher y Byrne. Esperemos que
Mattiacci tarde menos, porque en siete años Alonso y Raikkonen estarán casi
seguro jubilados, y quien sabe que piloto se podría beneficiar de los triunfos
italianos…
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