lunes, 23 de junio de 2014

GP CANADÁ – Los autos locos

Los autos locos. @Hanna-Barbera
La fórmula 1 que nos han preparado esta temporada Bernie Ecclestone y la FIA no es, a veces, muy atractiva para el gran público. Un equipo y dos pilotos dominan a placer carrera tras carrera, y para desgracia de la afición española, la única referencia ibérica con el equipo puede ser la fábrica de furgonetas que Mercedes tiene en Vitoria. Por eso, cuando las circunstancias de una carrera nos ofrecen un desenlace como el de Canadá, son muchos los que se pegan al televisor y cambian el “porca miseria” que suele acompañar los resultados de Alonso y Ferrari, por el “vaya carrera más entretenida”, aunque el nuestro haya terminado una vez más lejos del podio.

El circuito Gilles Villeneuve tenía todos los ingredientes para que los hombres de Toto Wolff hubieran acrecentado su leyenda no dejando que nadie les usurpe la primera posición en los podios. Sin embargo, un problema de frenos acabó con los sueños de ganar todas las carreras de la temporada y batir el récord de los McLaren de Prost y Senna del 88. Con Hamilton fuera de carrera, y con Rosberg poco menos que arrastrándose en el final de la misma, la cita canadiense se convirtió en un remake de Los autos locos de Hanna-Barbera.

Massa y Pérez. @ P
Los protagonistas aceptan varias interpretaciones, pero creo que alguna comparación puede ser ciertamente real y verosímil. Así, ejerciendo de villano al volante cual Pier Nodoyuna tuvimos a Felipe Massa. Eso sí, Rob Smedley, el ingeniero bocazas ex Ferrari ahora de Williams, a quien podríamos caracterizar como su perro Patán, no tuvo cabida en esta carrera. El brasileño estuvo a punto de pelear por el podio, pero un fuerte choque con Sergio Pérez en la última vuelta le arrebató toda esperanza de victoria y podio. Sin duda el mexicano se merece el papel de profesor Locovitch, un científico loco que trató de subirse al podio con una sola parada y que, tras no respetar la absurda norma de los cambios de dirección, vio como el Williams del Brasileño lo pasaba por encima, estando a punto los dos de cepillarse a Vettel.

Daniel Ricciardo. @ P
Y claro, llegado al australiano con sonrisa eterna, y que encima consiguió en Canadá su primera victoria de la temporada no podemos encuadrarlo en otro personaje que no sea el de Penélope Glamour. Me hubiera gustado mucho ver la cara de Mark Webber tras la victoria de Daniel Ricciardo en el Gilles Villeneuve. Siete años en Red Bull con un bagaje de nueve victorias, y de repente llega un compatriota suyo al equipo, se pasa por la piedra al mismísimo Sebastian Vettel, y gana con un coche con el que el año pasado Webber dejó su casillero en blanco. Pero es lo que tienen las carreras. Pasar del llanto a la risa y viceversa, es solo cuestión de suerte, o a veces de trabajo, ¿quién lo sabe?

Una vez más, Vettel se ha visto superado por Ricciardo. Cada carrera que pasa empieza a ser más difícil entender esta situación en Red Bull. Cuesta comprender que un tetracampeón del mundo no sea capaz de poner firme a un niñato venido de las antípodas. Por cierto, si tenemos que colocar a Vettel en la serie de Hanna-Barbera su personaje debe ser Pedro Bello. Recuérdenlo con su coche frágil, y enamorado siempre de Penélope Glamour, aquí Daniel Ricciardo.

Los dos pilotos del equipo alemán no pueden tener otro papel que no sea el de los hermanos Brutus y Listus con el Troncoswagen, les dejo a ustedes que otorguen a cada piloto su personaje. Pilotos agresivos donde los haya que vieron como esta vez su Mercedes AMG se parecía más a la carreta de madera de la serie de animación americana.

Marco Mattiacci. @ P
Y por último, ¿dónde colocamos al nuestro? Pues seguro que muchos ya se lo imaginan. Lo de Alonso y Ferrari se parece muy mucho al Alambique Veloz y Lucas el granjero. Por mucho que Montezemolo se empeñe en renovar el equipo con prisas, esto va a ir más que lento para que podamos ver algún resultado en la formación italiana. Además, para colmo de coincidencias, junto al granjero teníamos en la serie al oso miedoso, interpretado a la perfección por Kimi Raikkonen. Cualquier parecido del finlandés con el que se vio el año pasado a los mandos del Lotus es mera coincidencia. Por ahora Alonso lo está machacando carrera tras carrera. Pero lo triste es que solo machaca a su compañero, porque de no haber habido el incidente entre Massa y Pérez en la última vuelta, el asturiano habría sido octavo, y eso que Hamilton estaba también fuera. Vamos, no me gustaría estar en el pellejo de Marco Mattiacci, o quizás sí. ¿Se imaginan? Vaya papeleta la del contable. Jean Todt necesitó siete años para conseguir el título mundial con Ferrari, y eso que contaba con Brawn, Schumacher y Byrne. Esperemos que Mattiacci tarde menos, porque en siete años Alonso y Raikkonen estarán casi seguro jubilados, y quien sabe que piloto se podría beneficiar de los triunfos italianos…

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